Durante el aislamiento se profundizaron las violencias sexuales contra niñas y niños en el ámbito familiar
Así lo advierten la Defensoría del Pueblo de la provincia de Santa Fe y la Defensoría Provincial de Niñas, Niños y Adolescentes. Es imprescindible darles a las infancias un marco de credibilidad, confianza y protección.
La Defensoría del Pueblo de la provincia de Santa Fe y la Defensoría Provincial de Niñas, Niños y Adolescentes (DNNA) advierten que en contexto de pandemia y aislamiento social preventivo y obligatorio por el Covid 19, se han profundizado las violencias sexuales contra niñas, niños y adolescentes en el ámbito familiar.
Estas situaciones de vulneración a la integridad de las infancias las vienen constatando tanto la DNNA como el Centro de Asistencia a la Víctima de la Defensoría del Pueblo. Ambos organismos cuentan con equipos profesionales interdisciplinarios, capacitados en enfoque de género y derechos humanos para brindar la escucha y el asesoramiento pertinente en el abordaje de las situaciones de abuso sexual. Centran su tarea en clarificar las instancias correspondientes para una posible denuncia y la asistencia interdisciplinaria de las víctimas.
El abuso sexual dentro del ámbito familiar estrecho o ampliado se basa en relaciones de asimetría y se trata de situaciones sostenidas, generalmente a lo largo del tiempo, explican desde estas instituciones. Es importante destacar que el abuso de poder no solo se ejerce por la diferencia de edad, o el uso de la fuerza física, sino también por otro tipo de factores como la manipulación apuntalada por la dependencia y la vulnerabilidad emocional de los niños y niñas.
La violencia sexual contra niñas, niños y adolescentes se inscribe sobre un muro de mitos, ocultamientos, angustias, culpas y silencios, que no solo afectan y determinan las intervenciones institucionales (policiales, jurídicas, de salud, de educación), sino también lo que ocurre dentro de la propia familia. El secreto es una de las características más notables de esta problemática. Impera la ley del silencio siendo sumamente difícil quebrarla. El silencio del niño se instala como un mecanismo de protección para el abusador y para su familia.
Es por ello que, cuando una niña o niño en el ámbito que fuere puede contar la situación de abuso, es fundamental brindarle un marco de credibilidad y confianza. Quienes deben recibir protección son las niñas, niños y adolescentes.