Historias de Tanino: Andrea, la maestra


Florentino González fue uno de los primeros habitantes de Calchaquí, localidad del norte de la provincia de Santa Fe, desarrollada tanto al influjo de la construcción del ramal ferroviario que unía Rosario con Resistencia como de la instalación la primera fábrica de elaboración de extracto de tanino en la provincia.

Cuentan los patriarcas que fue don Florentino quien, a fines del siglo XIX, recibió el primer chorro de extracto de tanino que produjo esa fábrica. Como todo suele tener fin, la producción se detiene en el año 1914.

Por entonces, Lorenzo Guller, inmigrante suizo de mediana edad, con vasta experiencia en la construcción y operación de las fábricas de extracto de tanino, no obstante contar con una holgada posición económica, se embarca en una cruzada: poner en funcionamiento otra de las fábricas del rubro que habían interrumpido su producción en la zona.

Con toda su experiencia a cuestas, convocado por Lorenzo junto a otros compañeros de la fábrica de Calchaqui, Florentino se traslada unos 40 km con su familia hasta Fives Lille.

Andrea, hija de Florentino, radicada en su nueva morada, comienza a enseñar a leer y escribir a algunos niños del poblado. Enterada de esto, Elisa, esposa de Lorenzo, quien había educado ella misma a sus hijos , le ofrece un sueldo para extender su labor docente a todos los hijos de los trabajadores de la fábrica o los obrajes.

Si bien la vida de la adolescente acumulaba satisfacciones en un hogar impregnado de olor y colores del monte chaqueño así como ruidos de viejos motores, pronto llegaría el amor, a través de un apuesto joven, diez años mayor, de apellido Gassmann, de indudable origen en la Selva Negra Alemana.

El amor de los jóvenes fue coronado con su casamiento. Hubo gran fiesta de los que participaron todos los trabajadores de la fábrica. Los novios fueron acompañados por un emocionado cortejo hasta el tren privado, adornado para la ocasión, que unía la fabrica con la red ferroviaria provincial y a partir de allí, el regalo más preciado de los que ofrecieron Lorenzo y Elisa, un viaje de bodas a Carlos Paz. Para la época, un viaje de nobles para nobles personas.

Cuenta la historia que la fábríca de Fives Lille dejó de funcionar en 1917. Andrea y su marido volvieron a Calchaquí. Cuentan sus descendientes que ella solía recordar con profunda emoción los izamientos de la bandera antes de iniciar sus clases, llenándola de orgullo el legado de letras y palabras que pudo transmitir en aquella escuela privada de Fives Lille.

Han pasado más de 100 años desde entonces y según una leyenda, quien prende en la actualidad un leño escucha, al salir humo por la chimenea exterior, el sonido de la campana llamando los niños a la escuela, dejándose ver en lo alto del cielo una magnífica águila colorada.

Fuente: Alfredo Güller / Publicada en el Facebook:

Proyecto ” La Forestal y sus pueblos”

 

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